Al día... Conductas de riesgo y adictivas


Consumo de cannabis en adolescentes: cuanto más precoz y habitual, mayor riesgo de depresión

Este interesante reportaje de El País, recoge un estudio publicado recientemente en Jama Psychiatry que afirma que el consumo de cannabis en preadolescentes y adolescentes está asociado con un riesgo significativamente mayor de desarrollar depresión o suicidio en la edad adulta temprana.


El consumo de alcohol hace "populares" a los jóvenes, pero no les ayuda a ganar amigos

Así se desprende de un estudio sobre los patrones de consumo en adolescentes y los tipos de relaciones sociales que mantienen. Se trata de la tesis doctoral defendida en el Campus de Ponferrada de la Universidad de León por la enfermera Enedina Quiroga Sánchez, por la que ha obtenido la calificación de Sobresaliente Cum Laude.

Según la autora,  “analizar el entorno social del adolescente puede ser una de las claves para aumentar el éxito de las estrategias preventivas”.


La Comunidad atiende a 1.707 familias por la adicción de adolescentes a las redes sociales y videojuegos

 

Desde su puesta en marcha, en abril del pasado años, el Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas regional ha atendido a 1.707 familias madrileñas con adolescentes con adicción a las redes sociales y a los videojuegos. Este centro, pionero en España, ofrece un tratamiento especializado destinado a adolescentes entre 12 y 17 años con conductas de uso inadecuado, abuso o dependencia de las nuevas tecnologías. Por el momento, en los nueve meses desde su apertura, ha atendido a un total de 2.386 usuarios, entre familias con hijos adolescentes (el 71,5%) y profesionales que trabajan con niños y adolescentes (el 28,4 % restante, 679 personas) a través de formación y actividades divulgativas.


Aumenta el consumo de drogas entre adolescentes de 15 a 17 años

Según la XII Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España, el consumo entre menores de 15 a 17 años ha aumentado ligeramente. Así, en el último año, el 60% de los adolescentes encuestados ha consumido alcohol (58% en la anterior edición de la encuesta) y el 25,4% tabaco (20,6% en 2015).

Respecto al cannabis, el 14,3% de los menores de 18 años lo han consumido en el último año (12,6% en 2015), cifra que duplica al porcentaje de consumidores mayores de 45 años (7,8%).

Por su parte, los hipnosedantes (con o sin receta) alcanzan el 1,7% de prevalencia en este grupo de edad, mientras que estimulantes como el éxtasis y la cocaína se sitúan en el 0,6% y 1,5% respectivamente.


Campaña escolar de prevención de consumo de cannabis en la Comunidad madrileña

En la región, el cannabis es la droga ilegal más consumida y la que los jóvenes consideran más fácil adquirir. De hecho, el 31,5 % de los estudiantes madrileños de entre 14 y 15 años ha consumido esta sustancia en alguna ocasión, el 26,7 % en el último año y el 18 % en el últimos mes.

Aunque son valores por debajo de la media nacional, la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha una campaña de prevención que, en una primera fase, está dirigida a menores de 12 a 16 años.



Adicciones sin sustancia: los ludópatas cada vez son más jóvenes

Internet no sólo ha cambiado la forma en la que nos relacionamos, sino también en la que jugamos. De hecho, cada vez es menor la edad de los ludópatas por el fácil acceso a través de un móvil, lo que proporciona privacidad y facilidad de horario. Si a ello se une la pequeña demanda de dinero en las apuestas, cumple todos los requisitos para convertirse en una actividad altamente adictiva.

Según la última Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España, a los 14 años, el 5,3% de los adolescentes ha apostado dinero en el juego online. A los 15, el porcentaje se eleva hasta el 6,7% y a los 18 a un 8,6%. 

Esta adicción, que suele asociarse a consumos excesivos de alcohol y otras drogas, también está íntimamente ligada, en el 96% de los casos, con enfermedades mentales como fobia social, TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo, personalidad límite o psicosis, según ha afirmado el presidente de la Fundación Patología Dual, Nestor Szerman.

¿Cómo detectarlo?:

No debemos pensar que el hecho de que un adolescente haya jugado alguna vez lo convertirá automáticamente en un adicto o provocará que se desarrolle un trastorno futuro, pero sí debemos fijarnos en pequeñas señales que pueden indicar que exista el riesgo de iniciación al juego patológico. Entre ellas podemos destacar pequeños hurtos, gasto semanal excesivo, absentismo escolar, alteraciones emocionales o disminución del rendimiento escolar.


¿Qué hacer si sospecho que mi hijo bebe?

Según el Plan Nacional sobre Drogas, en España la edad media de inicio en el consumo de alcohol es de 13,9 años, es decir, cada año los niños empiezan antes a beber. Además, según el mismo informe, uno de cada tres escolares ha tomado alcohol en forma de atracón (binge drinking) en el último mes.

Por eso hay que prestar atención a los siguientes cambios:

  • Su comportamiento es errático cuando llega por la noche: después de salir con los amigos se encierra rápidamente a su habitación.
  • Su boca despide un intenso olor a chicle: seguramente estará tratando de camuflar el olor del alcohol.
  • Llega enrojecido y se mueve con torpeza.
  • Tiene bruscos cambios de humor y disminuye la comunicación, contestando evasiva o agresivamente.
  • Se ha vuelto taciturno y ha cambiado de amigos.
  • Se le ve desmotivado, tanto para sus actividades habituales de ocio o deporte como para los estudios.
  • Si desaparecen botellas en casa o aparecen entre sus cosas o en su habitación.

Lo primero que hay que hacer es no alarmarse ni desencadenar un interrogatorio policial. Pero sí es necesario dialogar (mejor al día siguiente) y dejar muy claro que rechazamos esa conducta no sólo por los problemas que genera el consumo en él (daño cerebral, conductas conflictivas, riesgos de trastornos de conducta…) sino también por las consecuencias para la dinámica familiar (multas, asistencia a programas y cursos de formación y tratamiento…)

Superado ese primer paso, debemos indagar en las causas: en qué situación estaba cuando bebió, qué tomó, si lo ha hecho más veces, si se sintió obligado por su grupo de amigos o si lo hizo porque se siente mal consigo mismo. Sólo conociendo las razones podremos ofrecer alternativas para la resolución de sus conflictos que no pasen por el alcohol.

Es la fase de desmontar los mitos adolescentes, como afirman desde el departamento de salud mental infanto-juvenil del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Sofía, de que con el alcohol…

  • Me relaciono mejor: No. Al beber no controlan lo que dicen, suelen mostrarse irritables y presentan conductas inadecuadas de las que al día siguiente se arrepienten (si es que las recuerdan…)
  • Me divierto más: No, porque el “fin de fiesta” suele ser vomitando, mareados y sin conciencia.
  •  Si no bebo, soy un "pringao”: La necesidad de pertenencia a un grupo hace sucumbir a muchos adolescentes en malos hábitos. Hay que ponerles ejemplos de compañeros que son muy valorados por mejores cualidades.
  • Así ligo más: Nada más lejos de la realidad, especialmente teniendo en cuenta el mal aliento, las dificultades de pronunciación y la torpeza de movimientos. Además, las chicas borrachas están más expuestas a situaciones de abuso sexual.