Tras la ESO o un Ciclo Formativo de Grado Medio, el estudiante se enfrenta al Bachillerato, una etapa que forma parte de la educación secundaria postobligatoria. Comprende dos cursos académicos, que se realizan ordinariamente entre los 16 y 18 años de edad y en los que los estudiantes reforzarán su madurez personal e intelectual y tomarán importantes decisiones de futuro.
Éstas comienzan con la elección de la modalidad -Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencias o Artes- y culminan con la elección de una carrera universitaria o un grado superior de FP. Por tanto, en esta etapa no sólo se adquirirán conocimientos importantes, sino que se formarán y prepararán para afrontar el futuro, con sus dificultades y sus retos.
Sin embargo, muchos estudiantes se frenan y desmotivan en ese momento al enfrentarse a un grado de dificultad para el que no estaban -o no se sienten- preparados. Entre otros motivos, porque cambia la metodología educativa:
Cambia la manera de evaluar
Promueve la capacidad del alumno para aprender por sí mismo, para trabajar en equipo y para aplicar los métodos de investigación apropiados
Propicia la reflexión, el razonamiento y el análisis crítico
Fomenta las actividades de debate
El alumnado debe establecer relaciones entre los nuevos conocimientos y los ya establecidos
Deberán tomar apuntes y ampliarlos con libros de texto
Y todo ello con un objetivo fundamental: aprender el método de trabajo propio de la Universidad. No obstante, todo estudiante de Bachillerato sabe que su rendimiento y, en definitiva, sus notas condicionan la posibilidad de estudiar aquello que desea. Por tanto, es un momento crucial que puede repercutir negativamente en su expediente por diversas causas:
Ansiedad ante la exigencia lógica del nivel educativo
Presión por alcanzar mejor rendimiento
Ausencia total o parcial de hábito de estudio y trabajo
Falta de motivación
Problemas personales: es una etapa de grandes desafíos no sólo académicos sino sociales (relaciones con amigo, compañeros o profesores, acoso, autoestima...)
Para superar esta etapa educativa sin problemas y con nota, a continuación te listamos unas claves para que las apliques desde el primer día de clase:
Los apuntes de clase son fundamentales:
Debes prestar mucha atención al principio de la clase, pues en ese momento el profesor suele dar la idea general del tema
Mientras estás tomando apuntes, debes ir descubriendo qué ideas son principales, secundarias o anecdóticas.
Si el profesor dice que algo es muy importante, destácalo.
Una vez en casa, organiza un horario fijo de estudio
Repasa diariamente lo que se explica en clase y lleva al día los apuntes
Planifica las tareas para que el trabajo no te abrume
Sé ordenado y mantén despejado tu escritorio
El subrayado es una selección crítica muy importante
Ordena las ideas con esquemas
Haz resúmenes
Tras estudiar asegura los conocimiento con un buen repaso. Utiliza reglas mnemotécnicas
Y no olvides reservar tiempo para descansar y para el ocio